El mar. Pablo Neruda


EL MAR

"Necesito del mar porque me enseña:
no sé si aprendo música o conciencia:
no sé si es ola sola o ser profundo
o sólo ronca voz o deslumbrante
suposición de peces y navios.
El hecho es que hasta cuando estoy dormido
de algún modo magnético circulo
en la universidad del oleaje.
No son sólo las conchas trituradas
como si algún planeta tembloroso
participara paulatina muerte,
no, del fragmento reconstruyo el día,
de una racha de sal la estalactita
y de una cucharada el dios inmenso.

Lo que antes me enseñó lo guardo! Es aire,
incesante viento, agua y arena.

Parece poco para el hombre joven
que aquí llegó a vivir con sus incendios,
y sin embargo el pulso que subía
y bajaba a su abismo,
el frío del azul que crepitaba,
el desmoronamiento de la estrella,
el tierno desplegarse de la ola
despilfarrando nieve con la espuma,
el poder quieto, allí, determinado
como un trono de piedra en lo profundo,
substituyó el recinto en que crecían
tristeza terca, amontonando olvido,
y cambió bruscamente mi existencia:
di mi adhesión al puro movimiento."



                                                                                           Fotos de Pepa

Odysseas Elytis



El trébol de los mares



"Por una vez en mil años

los duendecillos del mar

entre las oscuras algas

y las verdes piedrecillas

lo plantan y luego brota

antes que el sol se levante

lo encantan y luego brota

el trebole de los mares

Y quien lo encuentre no muere

y quien lo encuentre no muere

Por una vez en mil anos

distinto trinan las aves

no rien ni se lamentan

solo dicen solo dicen

--Por una vez en mil anos

se vuelve el amor eterno

que tengas suerte que tengas

que suerte te entregue el ano

desde los lados del cielo

para ti traiga el amor

El trebole de los mares

quien sera quien me lo envie

quien sera quien me lo envie

el trebole de los mares"

Odysseas Elytis,- El adivinador de hojas*

El adivinador de hojas

"Esta noche ocho de agosto
En los bajíos de las estrellas naufragado
Mi vieja casa con las lagartijas
Y la cera derramada sobre la cómoda
Puertas ventanas abiertas
Mi vieja casa vaciando Carga de soledad en la noche;
Voces confusas y otras que aún
Corren entre los follajes brillan como
Pasajes secretos de luciérnaga
Por honduras de vida invertida
Dentro de la fría blancura de los ojos
Ahí donde el tiempo se detiene
Y la Luna con la mejilla descompuesta
Desesperadamente se acerca a la mía;
Un murmullo oscuro como de amor
Perdido que vuelve empieza los
: "No." Y luego otra vez "No."
"Mi bebé." "Qué te estaba destinado."
"Un día lo recordarás."
"Niño, niñito de cabello castaño."
"Yo que te amo."
 "Di siempre." "Siempre."
Y como dentro de la avidez del negro
Huerto que se abre en dos
Apagado hecho carbón
Va y devasta todo lo que tienes
Sube de los sueños del alma una
Ola turbia cuyas burbujas son
Otros tantos crepúsculos antiguos
Trémulas ventanas a la luz del lucero vespertino
Un instante en que rebasaste la felicidad
Como una canción donde se ocultó acaso la veías
Llorosa por ti una muchacha –
Todo lo sagrado del abrazo y del juramento
Nada nada se perdió Esta noche ocho de agosto
A través de la flora del fondo y de nuevo
Aquel mismo estremecimiento interminable
Hace susurrar una a una y entre sí a las hojas
Monologa en el arameo del otro mundo:
"Niño niñito de cabello castaño
Era tu destino perderte aquí para salvarte lejos."
"Era tu destino perderte aquí para salvarte lejos.
" Y de pronto como lo de antes y después ya visto;
Vadeables todos los mares con las flores
Solo pero no solo, como siempre;
Como entonces de joven que avanzaba
Con el lugar a mi derecha vacío
Y alta Vega me seguía De todos mis amores el Santo Patrón."
 

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