Manantial de música
renueva
tu espíritu,
una letanía o lluvía
acostumbra naufragar
en la ronda de la noche.
Fugitiva y tendida
la vida pasa a ser vivida
en claridad y vacía,
extensa.
Manantial de música
el sentido latente.
"UN ABISMO DE CALMA ABRÍA SU NUEVA LUZ" Ernestina de Champourcin
Manantial de música
renueva
tu espíritu,
una letanía o lluvía
acostumbra naufragar
en la ronda de la noche.
Fugitiva y tendida
la vida pasa a ser vivida
en claridad y vacía,
extensa.
Manantial de música
el sentido latente.
Alba
A Jean-Marie Roosbroeck
I
Contemplar un jardín.
Tras la cancela un vago
rumor de sombra: impune
amanecer, ya casi
luz vencida, y más luces
que se insinúan. Dalias
y moluscos, gaviotas y jazmines
tu plenitud asumen,
tu soledad. Los muros,
encalados, encubren
la noche en pie, su historia.
Ver la nube
lacia, como si el mar
fuese a la tarde un buque
encallado entre labios
de espuma. El mar. ¡Qué dulce
silencio! Inmensidad
sin nombre. En ti concluye
todo, el amor, el tiempo,
el chamariz que cruje
bajo el zarpazo tímido del sol
y ese insomnio de piedra
que ha de fluir y acrece
lo que es dolor, y duele, y se consume.
II
Contemplar un jardín.
O el mar. Mejor el mar.
Qué importa
la vastedad del cielo
en esta hora
frágil. Qué importaría.
Sientes la luz herirte y aprisionas
su sonido tenaz.
Si una palabra
hubiera, si una sola
palabra, que bastase.
Como a estas aguas quietas,
para existir, sus olas.
De "Víspera de la destrucción"
foto de Pepa |
"A su propio universo las estrellas se acogen
los barcos en el mar van arrastrando fuegos
libérate alma mía del cepo de la noche
amarga iluminada a la que alza tus ruegos.
Los barcos en el mar van arrastrando fuegos
la oscuridad se cierra y sigue siendo ajena
amarga iluminada a la que alza tus ruegos
tú sabes alma mía que leyes te encadenan.
La oscuridad se cierra y sigue siendo ajena
se extinguieron las luces del negro tafetán
tú sabes alma mía que leyes te encadenan
y qué te quedará y qué te dejarán.
Se extinguieron las luces del negro tafetán
no se escucha ya nada sino el sistro del tiempo;
y qué te quedará y qué te dejarán
si de pronto refulge la arpillera en silencio.
No se escucha ya nada sino el sistro del tiempo
columna de metal al borde de las penas
si de pronto refulge la arpillera en silencio
no encontrarás ni un sueño que una lágrima ofrezca.
Columna de metal al borde de las penas
como un filo en el aire se levanta la hora
no encontrarás ni un sueño que una lágrima ofrezca
en tu turba intangible que como siempre ahoga.
Como un filo en el aire se levanta la hora
¿qué cosa esperará, que no baja el sosiego?
en tu turba intangible que como siempre ahoga
no hay dicha angelical y no hay tampoco un cielo.
¿Qué cosa esperará, que no baja el sosiego?
en la gente cerrada que mide su hecatombe
no hay dicha angelical y no hay tampoco un cielo
a su propio universo las estrellas se acogen."
De Cuadernos de Ejercicios I
Ví lavandas sumergidas
"Ví lavandas sumergidas en un cuenco de llanto y la visión ardió en mí.
Más allá de la lluvia ví serpientes enfermas -bellas en sus úlceras transparentes-, frutos amenazados por espinas y sombras, hierbas excitadas por el rocío. Ví un ruiseñor agonizante y su garganta llena de luz.
Estoy soñando la existencia y es un jardín torturado. Ante mí pasan madres encanecidas en el vértigo.
Mi pensamiento es anterior a la eternidad pero no hay eternidad. He gastado mi juventud ante una tumba vacía, me he extenuado en preguntas que aún percuten en mí como un caballo que galopase tristemente en la memoria.
Aún giro dentro de mí mismo aunque sé que voy a caer en el frío de mi propio corazón."
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