VI
Ahora que mi mano solivianta
el nutrido juntarse de la noche
y una llama prendida en la distancia
se cimbrea, gozosa, despertando.
Quiere huirte, rasgas tu encrucijada
soslayando el volcán de tu amenaza.
Y mirar desde el pozo que era mio
este inmenso cercado de las nubes.
!Claridad derramándose en los ojos,
abierta claridad, sonoras luces!
¡Quién llamaba en el túnel de lo negro
si es la luz quien devuelve lo sonado?
Ya volví del empeño de buscarte;
jamás tuve otro norte que tu era.
!Ah mi lengua de fuego, mi Tobías,
comeré de la tierra Iluminada"
Marcos Ana: Pequeña carta al Mundo
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Hablo, por hablar, de asuntos que los años me borraron… MA «Pequeña carta
al Mundo» Los dientes de una…
Hace 14 horas
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