La primera vez que entendí la presencia simbólica de los jardines fue leyendo Las afinidades electivas, de Goethe. Se me escapaba su significado y el hecho de que fuera el protagonista masculino quien se ocupara del jardín de la mansión donde vivía con su mujer. Con el tiempo descubrí que se habían escrito profundos artículos sobre el papel del jardín en la novela. En ella, la naturaleza era el territorio del orden espiritual. Tal vez por ello encuentro en el nuevo libro de Mario Satz (Coronel Pringles, Buenos Aires, 1944), Pequeños paraísos, algunas respuestas y agradecidas enseñanzas sobre el papel de los jardines en el imaginario universal. Los jardines son espacios físicos acotados con ambición de totalidad.
Mario Satz, novelista y autor también de libros señeros en el campo de la cábala y la historia de las religiones, nos conduce por la historia de los jardines en tanto espacios físicos y metafóricos. Recorre el jardín chino, el japonés, el persa, el hindú, la memoria de los jardines colgantes de Babilonia. Se demora luego el autor en las partes del todo espiritual que es un jardín: las rosas, los matices del verde, el rumor del agua que los alimenta, el ruido de las cigarras… Pequeños paraísos es una guía espiritual. Este es uno los mayores méritos de este pequeño tratado. Una introducción al ideal de ese locus amoenus que todas las civilizaciones imaginaron. La zona de confort de las almas en busca de su paz, la meditación o la plegaria."
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