Atardecer en Conil
Todo candor que tenía la mirada
se reflejaba en las olas
El mar profundo
nos acerca al abismo.
Agreste se erige la palmera
convaleciente del poniente.
La constante admiración me persigue
por la luz.
El ritual de la tarde
reflejado en la arena
El trigo mueve el horizonte
en caudal sonoro.
Es la tarde.
El silencio discurre en la piedra
bajo las olas.
Se hace transparente el rumor
y se funde en la noche.
Aún no duerme el aire
en las nubes
Duerme en el patio
sombrío de tormenta
la tarde en la arena
los ojos
en las olas.
Foto de Pepa Medina |
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