Sólo en la elocuenuca de las nubes rosas
puedo observar
puedo prescindir de los argumentos,
puedo sofocar el peso de mí misma.
El cielo tiembla en afan de crear formas,
mareas de extrañas bellezas,
engendrando futiles memorias pasadas.
Invocan
Inconstantes
en el jardin,
en la luz de la tarde
y en contra del pasajero ruido
me alejo del día
llevada por su corriente
naufraga el sentido.
Una tras otra las nubes alisan
esta luz de la tarde
dejando paso a la noche
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